En uno de mis vuelos a Lima pude descubrir que prácticamente todo lo relacionado con los incas que se conoce se relacionaba con lo sagrado y santo, aún cuando no existieran grandes evidencias históricas de aquello. Sin embargo, en todos los aspectos, se sabe que los incas hacían muchas actividades de culto y de hecho, su sistema en sí era una teocracia, ocupando la tierra un sitial alto como elemento de adoración. Así es como el Valle de Urubamba en el Valle Sagrado de los Incas es una descripción justa, que describe más o menos lo que era un valle sagrado en cualquier otro lado.

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Viajando a través de sinuosos caminos que ofrecen los cerros, se puede ver la montaña a 30 kilómetros al norte de Cusco y abajo el Valle de Urubamba, con sus cultivos y riachuelos que alimentan a la flora y fauna local. Esta es, la capital inca del granero.

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La menor altitud y clima más cálido de este valle, ha permitido el crecimiento de un buen maíz en estas tierras que rodean al Cuzco, materia prima para la preparación de muchos platos y bebidas populares y tradicionales en la zona. El maíz, desde siempre fue necesario para hacer la popular chicha, cerveza que se consume en grandes cantidades cuando se festeja alguna ceremonia, aunque chicha se le llame también a otro tipo de brebaje que se prepara con uvas fermentadas, pero este no es el caso, la chicha de maíz es otra cosa.

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A lo largo del valle, los sitios y paisajes son realmente espectaculares, a pesar que el sendero turístico es casi invisible, quizás inexistente, inexplorado e inhóspito; aún así, no deja de ser un lugar cautivante. Tanto o más que Machu Picchu.

Foto: flickr

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