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Caminando hacia la Provincia de Huaura, es inevitable pensar en la historia y el arte que se encuentra presente y vivo desde los siglos XVI y XIX. Perú es uno de los centros mundiales de la pintura mural.

En los siglos XVI y XIX los frescos y murales fueron pintados de forma prolífica, y San Cristóbal de Rapaz, en la Sierra de Lima, ha conservado estos tesoros de arte colonial de los pueblos indígenas, que quedan tan distantes pero a la vez, tan cerca de la ciudad capital.

Cuando se va a San Cristóbal, es buena idea parar en Sayan para al menos estirar las piernas, darle un vistazo al mapa que lleven y aprovechar de comprar unos cuantos higos confitados y tejas de limón en La Lumbre, una tienda especializada en dulces caseros, que en realidad, es la mejor en esa materia. No hay que olvidarse de llenar el estanque de gasolina, ya que si viajan en un vehículo alquilado, a esas alturas, el combustible se encuentra solo en las latas.

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Según los viajeros más experimentados, el viaje se puede hacer en 2 etapas, atravesando el pueblo de Chiuchín como un punto a medio camino. Este es un buen lugar para disfrutar de un ceviche de trucha fresca o pescado a la plancha, para luego terminar el día relajándose en la piscina termo medicinal situada en la hospedería “Casa de Doña Herminia”.

Quedarse a dormir en la casa de huéspedes que les señalo, para al día siguiente tomar un buen desayuno y dirigirse al camino de ripio que lleva a la Garganta del Río Checras, es la mejor aventura que podrían vivir, ya que conocen a la pasada, ciudades como Picoy, donde deben tomar el tiempo para ir a dar un paseo alrededor de la plaza principal. Por el camino que se ve trazado en el valle, se pueden ver colores verdes y curvas sinuosas.

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Hay numerosas caídas de agua que alimentan al Río Checras, y son afluentes del Huaura. Los niños de la región van a pescar truchas en el río, con varillas hechas de ramas delgadas y finas cadenas de alambre hechas a mano, utilizando gusanos como cebo. A corta distancia, se puede cruzar un puente colonial, donde los mismos niños hacen su pesca diaria.

Más adelante, en el pueblo de Huancahuasi, hay dos casas de campo y piscinas de aguas termales. Rapazmarca es un complejo arqueológico situado en la parte derecha de la Quebrada de Quimahuasi.

Aunque se sabe muy poco del lugar, la estructura Rapazmarca se caracteriza por sus edificios y torres. Tan sólo a cuatro kilómetros de distancia, está San Cristóbal de Rapaz, que aparece en la cima del Monte Calvario, en lo más alto de la provincia de Oyón.

El pueblo cuenta con calles adoquinadas, una característica de diseño heredada de la conquista española. La plaza principal está rodeada de antiguos edificios de estilo colonial, con balcones de madera, el ayuntamiento, la escuela y la iglesia. La región es hogar de varios santuarios regionales, que fueron construidos en el siglo XVIII.

Vía/ Peruthisweek

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