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Algo que todos los viajeros destacan de Iglesia de San Cristóbal de Rapaz, son sus murales. Cuando la puerta de madera sólida de la única nave de la iglesia se abre, la sorpresa es inevitable, ya que descubrirán la presencia de frescos maravillosos.

Este tesoro de incalculable valor, refleja la influencia de la cultura occidental en la sociedad andina.

El tema es sobre todo religioso, y podrán observar imágenes del Vía Crucis, la Vírgen María, la Vírgen de los Dolores, San Francisco Solano, San Mateo, St. Paul, la Sagrada Familia, Cristo Crucificado y la imagen de Santiago en su caballo sometiendo a un demonio.

Otras imágenes que verán, es San Cristóbal con Jesús en sus hombros, el Día del Juicio Final, ángeles, sirenas, importantes figuras coloniales y muchos motivos florales. Hay muchos detalles que tienen que ver y apreciar in situ para comprenderlos.

Para tener una mirada completa de esta exhibición excepcional, hay que abandonar el edificio y cruzar la plaza para visitar la Torre del Campanario. A simple vista se puede ver la antigüedad de las campanas y la torre.

Hay una antigua creencia que dice que ninguna mujer debe subir a la torre, porque si eso sucediese, las campanas se agrietarían. Para no tentar la suerte, mejor ir por la escalera.

Desde la plaza, un camino corto separa la Qullpa Pasa y el Kaha Wayi, que son dos edificios construidos con ladrillos de adobe y techos de paja. Estos locales son un tesoro que se considera un legado de los antepasados. La evidencia viva de una cultura.

Hace muchos años atrás, estos lugares fueron utilizados para almacenar productos agrícolas, pero ahora las casas están abiertas para mostrar el Khipu. El Khipu o Quipu es un artefacto andino hecho con cuerdas y nudos, un sistema muy antiguo utilizado por los incas para registrar la información y el recuento de la producción agrícola, la ganadería y la población, aunque aún es un enigma para los investigadores.

Todos los 30 de agosto, en San Cristóbal de Rapaz se celebra una fiesta, el día de Santa Rosa de Lima y el 31 de agosto, el día de la fiesta de San Cristóbal, el santo padrón del pueblo.

En esos días, los visitantes pueden participar y practicar el turismo vivencial, presenciando la dramatización de la lucha de poder que existió entre los hermanos Huascar y Atahualpa Inca. En el acto se puede ver una danza que representa la feroz lucha entre los hermanos, además del sonido de las bandas de los Andes.

Al terminar esta representación, todas las personas se unen a la fiesta y celebración. En la plaza principal pueden conseguir picante de cuy, barbacoas, artesanías, cuero, sombreros de lana, ponchos y mantas de lana.

Con tan sólo asomar la cabeza hacia el horizonte, podrán apreciar la selva de Lima, encontrarse con lo más claro del cielo, la calidez del sol y la espectacularidad del paisaje. ¿Podría existir algo mejor que esto?.

Vía/ Peruthisweek

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