Frente a unos ojos inexpertos, un glaciar de hoy luce igual que uno de hace cien años atrás. Lo cierto es que los glaciares están en su ocaso, dando sus últimos destellos de vida antes de derretirse completamente, como el glaciar Yanapaqcha, que se erige en el corazón de los Andes Peruanos.
Los glaciares están enfermos ante los ojos de los andinistas, porque cada año, debido al efecto del cambio climático global, los glaciares están cada vez menos densos. Si en la década de los 70 la densidad media de retroceso de un glaciar era de 7 metros, en esta década es de 25 metros cada año.
Bajo el glaciar Yanapaqcha, está lleno de manchas oscuras, charcos fangosos y lagunas que se congelan todas las noches, sólo para descongelarse de nuevo cada tarde. Con las condiciones actuales del glaciar, cada vez es más peligroso subir a ellos como montañista.
Montanistas expertos y certificados, han muerto tragados por grietas que se forman espontáneamente en medio del hielo. Caer dentro de una grieta, podría implicar graves fracturas y lesiones. Sin duda el montañismo es uno de los deportes más arriesgados del mundo.
A medida que se derriten, los glaciares pierden la tracción con la ladera de la montaña, lo que puede provocar avalanchas masivas. Esto sumado a que la zona de este glaciar peruano, es altamente sísmica.
El Lago Palcachocha, ya está amenazando a la capital de la región de Huaraz, con una población de 120.000 habitantes. El volumen de agua del lago hoy es 34 veces mayor que el que tenía en la década de los 70. La amenaza de desborde está presente, y hay un vívido recuerdo de cuando un terremoto en la década de los 70 provocó un masivo deslizamiento de rocas y hielo que acabó con la ciudad de Yungay, matando a 25.000 personas.
La Cordillera Blanca está llena de sumideros y grietas, y los científicos creen que a mediados de siglo, esta montaña ya estará sin nieve. Cuando eso suceda, el nombre de la Cordillera Blanca, será un nombre sin sentido, anticuado e indigno.
Vía/ Blogs.independent