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El café en la selva central de Perú nació hace 137 años. Los orígenes de este cultivo, para que los conozcan, están a tan sólo 6 horas de la capital, Lima.

Al Valle de Chanchamayo los descendientes de colonos italianos llegaron hace más de un siglo. En este valle podrán encontrar algunos de los mejores granos de café del mundo.

Hace algún tiempo ya, el gobierno regional de Junín abrió la ruta turística que muestra la historia del café en la selva central. Los lugares más importantes de esta visita son Satipo y Chanchamayo, aunque Villa Rica y Oxapampa, en Pasco, también se puede considerar dentro de la ruta.

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La primera parada es en el Estado de Brasil, que se remonta al siglo XIX y cuenta con edificios que aún conservan el diseño de construcción que el italiano Giuseppe Signori les dio en 1877. La tradición arquitectónica se refleja en el cultivo de café: suave y sin químicos, un café orgánico.

Luego viene la finca Monterrico, construida en 1875 por la familia Tremolada. Allí se puede ver el bourbon rojo, azul y variedades de café todo el año.

Perú es en la actualidad, el mayor exportador de café orgánico en el mundo. Sus clientes más importantes son Alemania, Bélgica y los Países Bajos. Un 40% del café en la provincia de Chanchamayo es del tipo arábico, mientras que en Satipo, el 70% es de la variedad caturra.

El crecimiento de las exportaciones cada año han ido en aumento, sin embargo, su precio prácticamente se ha mantenido igual. Producto de esto es que el Gobierno Regional de Junín ha invertido para crear el Instituto Regional del Café, donde se investigaran nuevas tecnologías para continuar con los cultivos orgánicos, ya que si los precios no suben a la par con los costos, hay que encontrar la maneras de hacer una producción más eficiente y competitiva. Yo creo que les va a resultar, ya que Perú es muy competitivo en la producción de olivas, por decir un ejemplo. El objetivo del plan de gobierno es hacer del distrito de San Martín de Pangoa, el primer producto de café orgánico del país. Algo que se ha visto que hace mucha falta en los agricultores, es capacitación técnica, lo cual ha estancado la producción.

La Junta Nacional del Café va certificar la mitad del café producido en la zona de Junín, como café especial, animando a los agricultores a utilizar tecnologías mejoradas, aunque ese proceso sea lento y oneroso, ya que si hay personas que son reacias a las tecnologías nuevas, son los agricultores, y no lo digo por prejuicio, sino por experiencia propia. Ni aunque se les explique con peras y manzanas entienden que los beneficios son mayores a los costos, y por último, se justifican en que se les hace difícil usar nuevas maquinarias…no sé cómo será en el caso peruano, pero al menos en el chileno, sí que es así como les digo.

Vía: livinginperu, Fotos: flickr

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