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Todos hemos leído que el Cusco es un destino exótico, lleno de vestigios culturales y vistas excepcionales hacia Los Andes.
Los recién casados, siempre buscan un lugar diferente para la luna de miel, y pensándolo bien, el Cusco cumple con los requisitos. La ciudad ya se los dice todo, porque traducida significa “El ombligo de la tierra”.

Para alojar, hay lugares más y menos glamorosos, como por ejemplo, la casa de huéspedes la Orquídea Real, que deja las vigas a la vista y incluye pisos color pastel. Para soportar la altura del lugar hay que tomarse el mate de coca que se ofrece normalmente en todos los lugares a modo de cortesía. Esta bebida inca, tiene propiedades que matan el cansancio y atenúa los síntomas del mal de altura.

La ciudad del Cusco tiene un magnetismo que sólo ciudades como Roma o Constantinopla podrían tener, porque el Cusco ocupa un lugar relevante en la tradición Inca, similar a la que ocupa Roma en el catolicismo, o Constantinopla en la cultura bizantina. Para muchos, esto no tiene importancia, pero para esos viajeros, de todas formas esta ciudad es importante, porque es la que se visita previo a subir al Machu Picchu, que queda a solo 70 kilómetros de distancia. Los que deciden quedarse, pueden encontrar caminatas que no tienen nada que envidiarle a las que se hacen por la cordillera del Himalaya, sin contar con que hay ciclismo de montaña, pista de equitación, rafting y paisajes mágicos que ofrecen hasta la posibilidad de ver cóndores.

El centro de la ciudad tiene la Plaza de Armas, con sus típicas tiendas, restaurantes y hoteles, que atienden a los turistas. Hay una catedral española del siglo XVII que está construida sobre los restos de esta fortaleza Inca. En el interior de esta iglesia, hay altares y sillas talladas con un nivel de detalle sublime. Se puede ver la pintura de la Ultima Cena con Jesús, sentado justo frente al plato típico local, el cuye, que también es conocido como conejillo de indias.

No muy lejos, está el Museo de Arte Precolombino, con exposiciones de cerámico y objetos de culto tradicionales locales. El barrio San Blas es reconocido por sus tiendas de artesanos y cafés. Ahí es ideal dejarse caer en el atardecer o en la noche, porque el panorama que ofrecen las montañas y la luna, impregna todo con un aura de romance, ideal para los recién casados.

Lo más impactante al visitar el Cusco, son las ruinas incas, una de las cuales, la más notable, Sacsayhuamán, hace recordar las ruinas de Stonehenge.

Aunque uno diga que viaja para conocer, hacer compras es inevitable, más todavía en un lugar exótico, donde pueden encontrar suéteres de alpaca, cerámica única y tejidos hechos a mano, y teñidos con extractos de plantas locales. En el mercado local hay todo tipo de especias y verduras.

Los sibaritas, pueden ir a comer a restaurantes caros, y alojar en hoteles 4 estrellas situados en mansiones coloniales. Solo debo decir que no deben dejar pasar la oportunidad de estar ahí para comer un bistec de alpaca o comerse un plato de cuye, que es la delicia local. Aunque nos de asco pensar que un roedor es una delicia local, es cosa de cerrar los ojos y abrir la boca.

Foto/ Flickr (Anlopelope)

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