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Recorrer el centro histórico de Arequipa es toda una experiencia religiosa, porque sus calles, son tranquilas y llenas de historia, cubiertas de una arquitectura impresionante, bañadas en el misticismo de los extraños milagros que han presenciado a través de los años.

Las iglesias de roca volcánica en Arequipa, Perú, implican seguir una ruta religiosa que atraviesa un impresionante cielo azul, con volcanes y una exuberante vegetación en el valle, que alienta a la gente a atravesar los antiguos claustros que hoy funcionan como museos.

Recorrer las iglesias de Arequipa puede tardar un día entero, dependiendo del interés y el tiempo que tengan disponible, porque también podrían hacer un recorrido superficial por casi todas en un par de horas. Es bueno pasar por los conventos que los lleven al origen de las creencias de la sociedad peruana.

Durante el día se puede visitar el Convento de Santa Teresa, que fue construido en 1700 y recibió a las mujeres de diferentes estratos sociales, que querían dedicar su vida a la oración. De solo entrar a sus cinco salas, que están abiertas al público, uno puede sentir la soledad y la fuerza que deben haber tenido esas mujeres durante sus años de reclusión.

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A pesar de que se trataba de un convento modesto, en su interior hay magnificas obras de arte religioso, que representa la Natividad y las escenas más importantes de la vida del Señor. Hay obras que hoy son joyas históricas en donde antes era una enfermería, además de esculturas del siglo XVIII, que adornan los pasillos y las aulas.

Este sitio tiene una espectacular arquitectura colonial, con techos abovedados originales, paredes de piedra volcánica y pequeños jardines, donde al sentarse, solo se puede oír el canto de los pájaros. El silencio es lo que más hay en el convento de Santa Teresa, pronto a cumplir 200 años, y en donde aún permanecen 21 monjas.

El Monasterio de Santa Catalina, es bien conocido en Arequipa. Allí, muchas mujeres se atrevieron a entregarse a Dios, dejando atrás a familia y amigos. Ir por la noche hace de la experiencia de visitarlo algo dramático y espiritual.

Lo más recomendable es ingresar a este convento a las seis de la tarde, para que puedan visitar sus 21 habitaciones, además de sus hermosas plazas y pasillos iluminados con la luz de la luna. La entrada al convento tiene un valor de unos 30 soles.

Por el interior, verán decenas de obras de la Escuela Cusqueña y una importante colección de arte religioso. Según dicen los guías locales, algunas se decidieron a ser monjas por causa de un amor imposible, por no querer casarse o porque carecían de vocación materna. Se sabe también, que muchas procedían de familias ricas y algunas fueron internadas junto con sus sirvientas incluso.

Hoy en día para nuestra suerte existen las clínicas psiquiátricas donde se pueden sanar esos males de amor y curar todo tipo de ansiedades. Quizás antes les hizo falta tener esa opción, porque enclaustrarse de por vida, es muy drástico y definitivo no creen.

La arquitectura del convento es de tipo colonial, y hace hincapié en la fusión de elementos españoles e indígenas. Sus jardines invitan a sentarse a leer un buen libro.

Vía/ Livinginperu, Fotos/ (Jimmyharris) flickr

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