En Lima está lleno de vestigios coloniales, edificios antiguos con reminiscencias árabes, sevillanas y europeas, que nos llevan a otras épocas con tan solo estar allí en el lugar.
La Catedral de Lima es un ejemplo de esto que les digo. Esta Catedral es un templo católico que se encuentra en la plaza principal del centro de Lima, Perú. Este sitio se ha transformado muchas veces, aunque siempre conserva su composición colonial y fachada, además de su gran tamaño que no la hace necesariamente un sitio magnifico ni muy especial, aunque no se le debe restar su importancia histórica.
La Catedral tiene algunas capillas laterales donde se puede ver a las monjas pulular de vez en cuando. Una característica de esta estructura, es que es la más grande de la plaza central de Lima, por lo tanto es una visita obligada ya que se encuentra allí, al paso. Dentro de ella se encuentra la tumba de Francisco Pizarro, y bastantes obras de arte del siglo XVI y XVII.
A lo largo de su vida, este sitio ha tenido que soportar los vaivenes de la tierra es decir las catástrofes naturales como los terremotos. Una vez sus bóvedas se destruyeron con un terremoto y fueron reconstruidas a menos altura y siguiendo el estilo gótico. Luego se destruyeron de nuevo con otro terremoto y así otra vez más hasta que cayeron sus bóvedas y pilares, hasta que 200 años después otro terremoto más azoto la estructura, aunque se pudo reparar el daño a tiempo.
El interior de la Catedral es muy atractivo, ya que cuenta con un techo abovedado y un piso que asemeja un tablero de ajedrez. Todo está decorado con muebles de estilo barroco, además de que hay un Cristo de marfil tallado, regalo del rey Charles V. Las puertas de la entrada se encuentran totalmente talladas y son de maderas nobles, como el cedro. Se pueden visitar los cinco salones principales, la gran sala y el comedor en una visita guiada que se puede reservar dos días antes y es gratuita, aunque la entrada a la Catedral tiene un canon muy bajo (algo así como USD 1).