Uno casi siempre puede encontrar una pequeña iglesia o pueblo de techos de teja roja, con una fragancia de pan recién horneado en el aire, en medio de los pastizales alto-andinos y campos de cultivo que conforman el departamento de Ancash.

Estas son las maravillas cotidianas de los Andes peruanos. Existe, en toda su antigua gloria, se encuentra el Callejón de Huaylas.

Este amplio valle, de unos 200 km (124 millas) de largo, se divide por el río Santa y bordeadas por un pintoresco grupo de ciudades y pueblos, entre ellos, Recuay, Huaraz, Carhuaz, Yungay y Caraz.
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Es una tierra donde el tiempo parece haberse detenido. Enclavado entre dos cadenas montañosas: la Cordillera Negra y la Cordillera Blanca – El Callejón de Huaylas – dio lugar a la antigua civilización de Chavín, que han dejado un legado en el templo de Chavín de Huantar a sólo una pocas horas de la ciudad de Huaraz, la capital del departamento de Ancash.

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